domingo, 17 de abril de 2016

Amor Propio

En este artículo vamos a mirar de entender eso que llamamos amor propio,
no en el sentido del ego-orgullo sino de la capacidad natural de sentir afectos y odios,dado que es un tema que a menudo nos trae confusión y desequilibrio hemos querido ahondar un poco en él para ver la verdad de su,(nuestra),naturaleza y liberarnos de la incomprensión de todo este torbellino centrífugo de emociones y sentimientos.
Imaginemos al amor propio como si se tratara de un órgano biológico mas del cuerpo,situado,por ejemplo,entre la boca del estómago y la parte baja del ombligo, y que tiene la labor de generar una esencia afectiva con la perentoria necesidad de proyectarse con la misma mecánica que el sueño nos da un bostezo o los intestinos...un cuesco,así que es tan nuestro como el hígado,la nariz o el fémur. Pero dada la invisibilidad o “astralidad” del amor propio podríamos decir que esos afectos que damos,compartimos y recibimos se transmiten por “vía inalámbrica”,lo que proyectamos a través de la simpatía,el humor,el cariño,la alegría,la comprensión  ,etc..y  que físicamente traducimos en besos,caricias,abrazos y“etcéteras”según el valor. Porque cada afecto tiene un valor,cómo un número o una letra,pero por ejemplo el “0” no es superior al “9”  ni la “z” es inferior a la “a”,de la misma manera el afecto que siento por mi compañera no es superior al que siento por mi vecino,simplemente tiene otro valor,y al igual que todos esos números y letras....son de verdad.
La extremidad atómica del afecto o amor,es el enamoramiento,este se activa cuando descubrimos una belleza hipnótica y arrebatadora en una persona,sea de tipo físico,espiritual o mental,aunque pueden coincidir dos y tres de estas cualidades, claro. Si observamos ese sentimiento atómico con atención,nos daremos cuenta de que está en la naturaleza de nuestro amor propio,solo pertenece a quién lo siente,y el haberlo sentido mas de una vez también es una prueba evidente de ello. Para entenderlo un poco mas ponemos dos ejemplos..: el mas claro es cuando no es correspondido,
y cuando no es correspondido realmente la otra persona tiene poco que ver,
todo ocurre dentro de nosotros,todo ocurre porque la naturaleza de nuestro amor propio está capacitada para ello,sin mas; querer llevarlo mas allá sería faltar a la libertad de la otra persona haciéndola cómplice de un absurdo drama borrascoso que ya no sería amor sino puro egocentrismo material.
En el caso de  que sea correspondido,si la libertad de cada uno se lo permite,merece ser vivido,sin duda,ahora bien....puede ocurrir que los objetivos de ambos no sean similares y que esa correspondencia no pueda extenderse. Estos dos ejemplos nos llevan a una lógica conclusión,tanto si es correspondido como sino,tanto si es vivido como sino,ese sentimiento atómico llamado enamoramiento forma parte de la grandeza natural del ser humano de sentir.....,porque así es la naturaleza del amor propio.
Otra manera de percibirlo, dentro de su perímetro totalmente individual ,es a través de una buena pieza musical,libre de imágenes,nacida del corazón de la Creación, sintonizada por los compositores,cuyas armonías alegres,tristes,traviesas y soñadoras nos funden en un emotivo abrazo cósmico,dejándonos en la punta de la nariz el sabor espiritual del misterio infinito de ser.
 
El odio  sin embargo no puede dibujarse en una escala de valores porque no
tiene ningún valor,es un  reflejo defensivo del amor,que se activa con la traición de un afecto,de la confianza,con el engaño y la hipocresía o con  la intromisión invasiva de la libertad individual o colectiva; se podrá decir que no es lo mismo mandar a alguien a la mierda que arrancarle las orejas,claro,pero el hecho de mandar a alguien a la mierda sin arrancarle las orejas demuestra que ahí hay un valor afectivo,eso sería la diferencia entre enfadarse y odiar.
Tal vez la naturaleza del odio solo sea ser el guardián de un intemporal instinto de auto-defensa mas que un sentimiento,este puede manifestarse con elegante y fría indiferencia o con apasionada rebelión,según la magnitud de la intromisión,la venganza es el extremo atómico del odio,empujado por un motivo defensivo que el dique de la templanza no puede soportar.
Pero el odio mas allá de la auto-defensa ya no es odio,además el afloramiento del odio lleva consigo una lágrima...porque está lidiando con el amor,esa lágrima es un sentimiento de tristeza que el amor envía al odio para intentar neutralizarlo, y es que el sentido común no quiere odiar,de la misma manera que  elije andar erguido en vez de desplazarse reptando.
Todo lo que es ofensivo emana de patológicas y adictivas sensaciones como la ambición,la codicia,la envidia,la ira,el ego-orgullo,la morbosidad sádica,la dominación,el poder,el triunfalismo...etc, primas hermanas de las producidas por drogas ,”deportes” del alto riesgo,así como  las sensaciones mas patológicas que experimentan cleptómanos,asesinos,violadores o ludópatas,...su único objetivo es alimentar la sensación a cuesta de lo que sea y quien sea,incluso de si mismos,aquí el amor propio ha sido desterrado por el egoísmo,y el egoísmo ha sido engendrado por la incomprensión de la naturaleza del amor propio.
Esta incomprensión también puede generar conflictos posesivos como por ejemplo: celos y rabia,ansia y obsesión,delirio y histeria,rechazo y resentimiento, depresión y euforia,rencor,apatía,impotencia...y hasta una locura criminal y/o suicida que en algunos casos ha sido irreversible.
Por otro lado, al igual que el día y la noche,el frío y el calor,el viento y la lluvia,la nieve o el hielo,la niebla o el Sol,por ejemplo,sentir ilusión y entusiasmo,risa y alegría,llanto y pena,desencanto y esperanza,nostalgia y melancolía,enfado y tristeza,es el clima natural del amor propio.
Es la intención de este artículo  comprender,(mas que entender),nuestra naturaleza emotiva para que nuestra soberanía personal no caiga en la peor de las trampas: traicionarse a uno mismo,y a la vez fortalecer de claridad y
sosiego nuestra, y por siempre,insumisa e indomable Libertad.-



Autor: Iberus anónimus